Filosofía Barata # II

Emergencia; la clave del constructivismo.

 

Encaminada hacia la comprensión fenomenológica con base en los sentidos y posteriormente en la razón, la capacidad de abstracción conceptual comienza a vislumbrar sus consecuencias al aceptar sus límites; la materia pensante se piensa a sí misma, se cuestiona, y al hallar todas y al mismo tiempo ninguna certeza, se consuela construyéndose eternamente a sí misma, y ya sin vergüenza de equivocarse, construye la realidad. Todo sería más claro si sólo hubiese una materia, un todo, pero es innegable la existencia de las partes. Partes que están en correlación, partes que también se piensan a sí mismas, y más complejo aún, obligadas a entramar la totalidad; comunicándose.

 

Mapi Ballesteros, en su texto “Pensamiento complejo y estudio de la comunicación”, da una introducción al concepto de “emergencia”, en el marco del pensamiento complejo, citando de Mark J. Ablowitz una sentencia que devela toda interrelación humana; la significación: “Si en un piano toco dos notas a la vez, hay un aspecto de la cualidad del sonido que no es propio de ninguna de las notas consideradas por separado. El acorde tiene la característica armónica que es un atributo que no tienen sus componentes sino que surge de su combinación” (Ablowitz 1939:2). Armonía, disarmonía. Orden, caos. Bello, feo. Categorías, convenciones, esencias, realidades; construcciones. Absolutamente hay “un aspecto de la cualidad del sonido que no es propio de ninguna de las notas consideradas por separado” pero que tampoco es propio de su combinación, o por lo menos, no independiente de la significación interior de los (como se refiere Ballesteros a las personas) “usuarios”.

 

Resulta alarmante para la existencia la imposibilidad de acceder a lo real objetivamente, sin embargo y por las mismas condiciones, resulta liberalizante posibilitar el carácter “real” de lo subjetivo, pero en esta condena de libertad nada resulta más gratificante que perderla, y no hay manera más propicia para hacerlo que dotando de teleología a-original la propia existencia, o en otras palabras, creyéndose su propio cuento. El ser no tiene un propósito, el ser en cuanto a sí es nada. El ser es en cuanto a sus relaciones con lo otro. Es en este punto donde subrayo lo fundamental del concepto emergencia, utilizado comunicacional y humanísticamente por Ballesteros, y por quien escribe como clave en el proceso de construcción de lo real. Cuando el ser se reconoce como otro-otro, incluso interpretando desde sí lo otro para volverlo parte de sí, cuando dos realidades, dos universos, dos agujeros negros se comunican, es cuando todas las posibilidades comienzas a ser reales, la historia dialéctica se desmorona y arruma en “ruina sobre ruina” como diría Walter Benjamin y la emergencia resulta, tras una pantalla de humo de sofismos, como el nuevo hito de significación y construcción.

 

Ahora bien, ¿podría el estudio de los elementos constituyentes de la comunicación, y sus relaciones como un todo, guiar los caminos a una comprensión mayor y un mejora de la comunicación en sí y en pro de la humanidad? Dejando de lado las ingenuas categorías de valor, podría uno arriesgarse a decir que sí y no decir más, para que de la incertidumbre e inconformidad del lector, y la emergencia resultante, la significación siguiera su destino cambiante mientras se cree y se crea.

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