Esencial

Detrás de cada palabra, de cada expresión del alma, se encuentra la verdad sobre la esencia de lo que somos. Y es que es necesario para cualquier creación creadora, tal como en la llama -que muchos pensarán como destructora-; una zona oscura, una energía primitiva y pura, que aunque codificada y transmutada al ser humanizada, haga confluir y vibrar al mismo grado sustancias símiles. Y no hablo de pureza moral, hablo de un equivalente al sentimiento, que es, íntegramente, o no es. 


Tampoco asevero, por completa frustración y miedo que tendría si así fuera, que la maldad nazca con el hombre y mucho menos que el hombre no pueda despojarse de su maldad. Y no lo hago, porque pongo en duda que la naturaleza pueda hablarnos de bien o de mal; pero sí nos enseña de ciclos y de espirales, de caídas y sublimaciones, de creación y destrucción; de equilibrio. 


En este nuestro universo dual, nuestro sueño colectivo, somos y no somos, mas una ventaja se nos ha otorgado: la libertad de configurar nuestra esencia para ser en este, nuestro mundo humano, lo que en verdad queramos.


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