Quiero acallar las voces que gritan que quiero correr en busca de sus pasos. Impotente me hallo frente al vacío, débil frente a la sonrisa. Tormento de confusión. No sé qué duele más, la nada o el ápice.
Esperanza amarga de la inconclusión.
Debe existir un lugar, una manera, un tiempo, una acción, que sea tan concreta como la pared a la que ahora mi frente rinde culto frenético, que me libere del filo frío de los pensamientos.
El recuerdo es un diablo tramposo.
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