Esquela Epistolar II

Cómo no quieres que nos estemos convirtiendo en algo malo si desde hace muchos meses me tienes en un ir y venir de dudas y sugestiones. No es necesario hacerte un recuento, pero digamos que antes no se podía y estábamos juntos, cohibidos pero estábamos, luego se podía y estuvimos más juntos, yo a la espera y no sé vos. Ahora no se trata de poder, y al parecer ni de querer se trata, nos hemos acercado tanto como cualquiera que guste de alguien quisiera, pero también alejado de varias maneras; emocionales y por intención mía, físicas, aunque éstas últimas, por indecisión tuya, vanas. 


No es justo que sea yo, acá, el único enamorado y no es justo por tu falta de criterio para poder decir "no" y tu cinismo de verme así y exigirme calma. Yo siempre estoy a la espera de lo que sea, pero de algo que sea o que no sea, pero que algo claro sea.


Llevo estos meses de quererte como si fuera el proceso de una enfermedad mental, emocionalmente fatal. Eso de "loco por vos" ya no suena tan lindo cuando es la cabeza de uno la que sufre, la que hila hechos fortuitos en la más trágica comedia. 


Valiéndome de esperanza y excusas convenientes que yo mismo dispongo para no caer en cuenta de que lo único que he sido es un mendigo, he venido forzando tu sentir para vibrar al mismo grado que el mío. 


"Patético", es la palabra que buscas, la misma que repito cada que me veo solo escribiendo, para ti y sobre ti, basura que hace las veces de hombro para llorar y pese a que la intención sea desahogar no logra más que apretar el nudo. 


No eres fácil de dejar, lo es más el cigarrillo, es más, hasta lo dejaría si eso nos mantuviera, y eso es mucho decir para alguien que en el humo condensa las penas del diario vivir. Y eso sin mencionar que vos hacés más daño, siguiendo la lógica de que sos droga que al adicto presente se le brinda en ápices, pero en plenitud se le niega. Soy nada por lo que me has vuelto, aunque valga tanto como la semilla seca rodeada de piedras preciosas que guardas en esa caja. 


Ya no hay vuelta atrás. Recuerda que fui yo quien lo dijo primero, que cada día que prolongáramos mi tortura y mi deseo, sería un peso para el delgado hilo del limbo en el que me mantuviste, para un final estrepitoso, un buen mal final. No te culpo de nada, vos sólo querías fluir y yo ser copa. Sólo pienso que hubiera sido bueno saberlo desde un principio, para así no tener tantos sueños rotos por guardar en el cajón de las desventuras.


A complicarle la existencia a otro, a ese que aunque frío, mantiene tu corazón latiendo lejos del mío.


"Creo que me podrías llegar a gustar... y eso es problemático..." .

Así comenzó, y cual predicción, así terminó.

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