Hoy tuve un sueño

Soñé que soñaba que estaba soñando con vos. Todo, como sólo mi mente puede imaginarte, fue perfecto. En él, teñías mis manos con tu esencia, revolcabas tu cabeza contra el cielo y al mismo tiempo contra el infierno, tu canto me envolvía y con él me iba, seductoras palabras que susurrabas detenían poco a poco mi corazón, ¡ah!, pero la sangre seguía fluyendo. Todo hermoso, todo rojo, todo bien, pero tenías que decir que despertara.


Me encontré soñando con que soñaba con vos. Todo, como sólo mi mente puede imaginarte, fue horrible. En él, miles de cuerpos masculinos desnudos junto al tuyo excepto el mío, miles de besos y caricias ajenas a las mías te cubrían, y tu rostro, maldito rostro rojizo y excitado, el cual bañado en pétalos de rosa me escupía las espinas y me las clavaba en los ojos. Rompí con en un grito la ilusión.


Caí y caí en cuenta de que estaba soñando con vos. Todo, como sólo mi mente puede imaginarte, fue vacío. En él, tú estabas y yo también, mirándonos fijamente a la ojos, frente a frente, sin miedos, sin deseos, sin prejuicios, sin ganas, sin nada, sólo ahí, vivos pero muertos, ahí pero no. 


Desperté y entendí que no era un sueño; sólo recordaba.


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