Busco prostituta que sea musa en mi arte muerto

Caminé sobre los pasos dados en busca de la cuarta hoja que perdió mi trébol. En qué lugar o en qué momento los sueños lúcidos fueron cárcel y tormento, dejando su forma libre de lujurioso desenfreno. Ya ni en ellos hallo escape al tictac absurdo del viaje. He empacado las maletas muchas veces, y ante la puerta me arrepiento, me resigno, me lamento. No hay fuerza para irse y la poca que queda el ahora la consume. 


Miro a todos los cercanos con cierto asco, todos creyentes de su potencial, de su ansia y delirio de inmortalidad. Me río de todo cuanto se dice merece respeto, pues la vida ya ha sido pisoteada, por nada doy un peso. Y aunque vaya al centro de los pensamientos con ánimo de evangelizador hambriento, me devuelvo seguro de que al ser, siempre miento. Ya habiendo roto todo cántaro vacío, todos ruidosos por cierto, me limito a escuchar el gemido ajeno de un orgasmo que por falso, sincero.

Escribir comentario

Comentarios: 0