Tales de Mileto

Tales de Mileto, el ladrón más grande de la historia, después de sus recorridos por Egipto e India, se hallaba entre la multitud de alguna plaza de Grecia caminando entre las gentes, "esas pobres mentes que no se atreven a trascender" de seguro pensaba, mirando siempre hacia arriba, hurgando el cielo por las respuestas que se le escapaban a su ya bien crecido ego. 


Mientras perdido en su abstracción, no se fijó, el gran "primer" pensador, del pozo que lo esperaba con ansias de verlo caer. La gente río, y éste mojado, comprendió que a veces pasamos por alto la vida que pasa por nuestro ahora por estar al acecho de los secretos de Dios. 


Profusamente dedicados al exterior, o en su defecto inmersos en la introspección. Pero sólo cuando la voz interior se acalle, esa misma que resuena a los que no sabemos leer rápido, podremos acercarnos un tanto al ya perdido ser animal, que vive lo que pasa, no lo que piensa.


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