Mariposas

Hoy ha muerto otra mariposa y lo ha hecho sobre mi cenicero.


Las mariposas vienen a morir a mi cuarto. Algo me dice que es por el hecho de que viva al lado de un cementerio, ya saben, por las flores. 


Hay algo en su morir que no me deja tranquilo; se ven tan apacibles ahí cerca de la bombilla, inmóviles como si realmente disfrutaran de lo que está pasando, y luego, en el brutal afán de una moira lepidóptera, se retuercen, ya sea de dolor o de placer, y comienzan con su frenesí de golpes en las alturas contra las paredes de una habitación cubierta en humo.


Símbolo fatídico de bellas alas de colores... esta vez de amarillo y negro pintado un cenicero; su última crisálida.


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