Quizá sea el agobio de una mente herida y predispuesta lo que somete la percepción a las pulsiones más primitivas, pero como todo quizá tiene una contraparte, quizá y sólo quizá, la noche que
estuvo presente con su puta brillante, atestiguó dos almas grises jugando a ser notas que sus vibraciones configuraban a la armonía ideal que pretendían.
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